El momento histórico –político, social y económico– del lanzamiento de la Revista América Libre no podría ser caracterizado como ideal, pero sí como oportuno y, especialmente, necesario. En 1992, el derrumbe del campo socialista en Europa del Este cambiaba la correlación de fuerzas mundial y algunos se apresuraban a decretar el fin de la historia, con el fin de la bipolaridad, se impone la hegemonía imperial de los Estados Unidos. Así fue que, para el neoliberalismo, que ya había dado sus primeros pasos en todo el mundo, se generaron las condiciones para que pudiera consolidarse e, incluso, recrudecer en América Latina, su fase de consolidación y recrudecimiento. Ahora, ya no a través de golpes de Estado y Dictaduras Militares –a fuerza de torturas, muertes y desapariciones–, sino, por opciones elegidas con el voto popular.
En ese contexto, América Libre fue, entonces, la voz y la articuladora de muchas de las resistencias que existían, se recreaban o emergían en América Latina y el Caribe. Un espacio de debate e intervención política de las más variadas experiencias de lucha a lo largo y ancho del continente. Así se lo propuso desde su primer editorial:
América Libre aspira a ser parte y protagonista del debate, a estimular las luchas de resistencia de nuestros pueblos, a rescatar los nuevos signos de una cultura liberadora, a ayudar en el conocimiento y en la formación de opinión en la crucial lucha ideológica que se libra en América latina en la actualidad. A contribuir a la reunión de fuerzas y esfuerzos populares, a la necesaria identificación de los que “han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos”, como pidiera José Martí en Nuestra América.
En este esbozo de presentación, intentaremos dar cuenta de algunas características propias de la publicación analizándola a la luz de los debates en torno a las revistas culturales (y políticas); pero también poder escarbar un poco más profundamente en la historia y en los entramados que gestaron y sostuvieron la publicación de la revista.
Esperamos que el trabajo de digitalización de los 22 números y su posibilidad de acceso libre, así como las actividades vinculadas al 30 aniversario de la Revista, sean el comienzo para recuperar, en su mayor integralidad, la experiencia de América Libre. Esta apuesta no la hacemos desde una motivación intelectual o académica, aunque no por ello descuidaremos la rigurosidad de la investigación, ni tampoco desde un ejercicio melancólico y estéril, por el contrario, lo realizamos convencidos y convencidas de la otra vez urgente necesidad de contribuir a los debates y a la articulación de quienes siguen peleando desde distintas trincheras por una América Libre.
Texto en elaboración…